Rafael Nadal lo hizo de nuevo: campeón de Roland Garros

Foto: Roland Garros

“La Victoria le pertenece al más tenaz”, se lee en la Philippe Chatrier. Seguramente la primera vez que Rafael Nadal leyó el mensaje, se dio cuenta que era una especie de mensaje reservado para él. 17 años después de la primera corona, el rey de Roland Garros sigue siendo el español.

Casper Ruud se convirtió en un espectador más. El noruego encontró su premio con la final, pero ahí lo esperaba el mejor de la historia, sobre todo en el polvo de ladrillo. La oposición del nórdico no fue suficiente para darle a los espectadores el partido lleno de drama que quizás querían ver.

Nadal y Ruud intercambiaron quiebres de servicio en los primeros juegos del partido. Luego fue el español quien pisó el acelerador, sobre todo en la devolución, para volver a romper el saque de su rival y no volver a ceder la ventaja. Con un 6-3 en la pizarra, se adelantó en la final.

Luego de levantar puntos de quiebre en el inicio del segundo set, Ruud pareció haber encontrado una fuente de inspiración para ponerse 3-1 arriba. Pero la ventaja de Casper no fue otra cosa que la motivación que Nadal necesitaba para ganar 11 juegos de forma consecutiva.

Apareció el Rafael dominador, el que se combina con la superficie. Comenzó a leer mejor las intenciones de su rival, eligió mejor el tiro que había que hacer y ejecutó cada uno de ellos a la perfección. En un abrir y cerrar de ojos, la final terminó por definirse mientras todos observaban y Nadal danzaba en la pista.

Con pizarra final de 6-3, 6-3 y 6-0, Rafael Nadal regresó al trono de Roland Garros. Conquistó su corona número 14 en París y su Grand Slam 22 para alargar unos récords que parecen determinantes. Hasta ahora, el más grande en la historia del tenis masculino es el más tenaz que se ha plantado en una pista.