Pelotas amarillas: ¿Siempre fueron de ese color?

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En todos los deportes, la mayoría de los elementos actuales que nos parecen normales no siempre fueron así. En el caso del tenis, es más que común que el color de la pelota sea el amarillo. Pero no siempre fue de esa manera.

En 1920, se reemplazaron las antiguas pelotas de lana por las huecas presurizadas, las mismas que se utilizan en la actualidad. Sin embargo, los colores que predominaban eran el negro y el blanco, los cuales variaban según el color de la superficie.

Sin embargo, con la llegada de la Era Abierta y la creación de la ATP, el tenis se volvió cada vez más popular. Y esa popularidad estuvo acompañada por el crecimiento de la televisión para la transmisión de los deportes masivos.

Es así que a partir de 1972, por decisión de la Federación Internacional de Tenis (ITF), el color oficial de las pelotas pasa a ser el amarillo. El principal motivo era que tanto el blanco como el negro eran difíciles de distinguir para los televidentes. Por eso se introduce el “amarillo óptico”, un tono fluorescente considerado como el más visible, tanto en la pantalla de televisión como desde las tribunas.

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Wimbledon, un torneo caracterizado por no tener afinidad con los cambios, siguió utilizando las pelotas de color blanco hasta 1986,  catorce años después del cambio oficial.

Si bien hay otros colores que la federación internacional acepta, como son el rojo, naranja y verde, que distinguen a pelotas más lentas con las que la ITF busca incentivar a niños y adultos a practicar el deporte, el amarillo  es en la actualidad el color oficial y el predominante en el circuito.

Por Ignacio Sánchez (@NachoSanchez100)