Nadal superó a Thiem y se coronó en casa

El polvo de ladrillo de Madrid volvió a presenciar cómo uno de los suyos se coronaba. Rafael Nadal venció en la final del segundo Masters 1000 sobre arcilla a Dominic Thiem, en una repetición de la final del torneo de Barcelona, celebrado apenas algunos días atrás.

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En el primer parcial quedaron de manifiesto varios aspectos. Rafa volvió a probar que su hambre y su lucha siguen intactas, y que son inmunes a la edad y las lesiones. Por otro lado, Thiem jugó un partido en el que pudo haber salido como un justo vencedor, demostrando que la arcilla es su superficie predilecta y donde mejor se desenvuelve.

El austriaco dio el primer golpe al quebrar el segundo juego de servicio de Rafa. Logró confirmar el quiebre, aunque Nadal, a base de esfuerzo en puntos donde llegó exigido en un par de ocasiones, pudo emparejar el primer parcial quebrando a Thiem. Y ninguno de los dos volvería a ceder, hasta que llegó el tie-break para romper la igualdad.

Rafa logró sacar ventaja primero, pero luego la perdería. De esta manera, ambos tenistas se enfrascarían en una serie de set points para cada lado. A final de cuentas, el español fue más determinante y la mayoría de las decisiones de los puntos pasaron por su raqueta. El de Manacor se llevó la primer manga por 7-6(8).

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El desgaste físico y emocional fue evidente en ambos jugadores. Las revoluciones del partido se disminuyeron notablemente, pero no la igualdad en éste. Thiem inició sacando e inmediatamente perdería su servicio ante un Nadal que fue sumamente agresivo en la devolución. Rafa cargaría con esta ventaja hasta el final del partido.

Cuando el austriaco sacó 3-5 para mantenerse con vida, Rafael tuvo el primer match point del partido. Sin embargo, Thiem salió bien librado y le otorgó a Nadal la responsabilidad de cerrar el partido con el servicio. ‘La Fiera‘ dudó con el saque y estuvo cerca de ser quebrado, pero esa derecha que todo el partido fue dominante, le dio el título.

Dominic Thiem volvió a sufrir una derrota ante Rafael Nadal, otra vez en una final. Son los aprendizajes que después se convierten en victorias. Por lo pronto, el dueño absoluto sobre el polvo de ladrillo sigue siendo Rafael Nadal, que hoy le puso un adorno más a esa corona que lo coloca como El Rey de Arcilla.