Insólitas reacciones de jugadores que le costaron el partido

Benoit Paire saltó al césped más que enojado para el encuentro ante Florian Mayer en el ATP 500 de Halle. Quizás ‘la cruzada de cables’ más alocada en un inicio de partido de tenis. No así la más insólita en este 2017, que tuvo a varios protagonistas descalificados de manera inusual por conducta antideportiva.

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Es habitual ver a los tenistas profesionales destrozando raquetas contra el suelo o cuando están en los bancos. A veces también se la agarran con la pelota o las botellas de agua. Cualquier cosa es válida en un momento de rabia, de impotencia ante los errores no forzados y puntos perdidos cuando el partido entra en una fase decisiva. Lo insólito e inexplicable es que se presenten varias conductas antideportivas y agresivas al comienzo del partido, como el caso del francés  Benoit Paire, N°44 del ranking, quien perdió los estribos al comienzo del partido ante el alemán Florian Mayer en el césped de Halle.

A tan sólo diez minutos del encuentro rompió brutalmente una raqueta, e incluso golpeó el poste de la red cuando caminaba frente al umpire. El galo fue advertido, pero siguió con su actitud de furia y el árbitro le terminó cobrando un point penalty. Sin embargo, Paire no cesó y continuó revoleando la pelota a la tribuna, lo que llevó al juez a otorgarle el game al campeón defensor. El partido culminó 6-0 y 6-4 para un Mayer que tuvo que trabajar muy poco ante el ‘cabreado’ francés.

Lo que nos recuerda ciertos casos de conductas temperamentales que llevaron sorprendentemente a la penalización y descalificación de varios tenistas del circuito. El más reciente caso sucedió en el Challenger ATP de Nottingham, donde el jugador británico nacido en Australia, Brydan Klein, quedará en la historia del tenis por ser el primer jugador descalificado por llamarse a sí mismo «estúpido» ante un punto perdido en el duelo con Sam Groth.

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Tampoco se puede dejar de lado el caso de Daniel Shapovalov, en la primera ronda de la Copa Davis en Ottawa el 7 de febrero. Frustrado por perder su saque, el canadiense quiso tirar un pelotazo a cualquier parte del estadio, pero desafortunadamente acertó en el ojo izquierdo de Arnaud Gabas, juez de silla de dicho encuentro ante Kyle Edmund. Resultado final: descalificación por agresión a un oficial del partido (claro que sin intensión) y la tristeza del tenista de 18 años tras el descabellado error que significó la derrota de su país y la clasificación británica.