El fantasma de Dimitrov: el nefasto año del búlgaro

El dicho reza “es más fácil llegar que mantenerse”. Y si hay un deporte en donde esto queda más en evidencia es en el tenis. Sino, pregúntenle a Grigor Dimitrov, que pasó de ser potencial número uno del mundo a un habitué de las derrotas en primera ronda de cada certamen que visita. ¿Qué le sucede al búlgaro?

Foto: ATP

Luego de la eliminación hace algunas horas en Roland Garros, Dimitrov actualizó su récord en 2016 a 18-12, o lo que es peor, cuatro eliminaciones en primera ronda en doce torneos disputados. Y tres en forma consecutiva: Madrid, Roma y París. El búlgaro parece no poder superar su derrota en la final de Estambul (rompió raquetas y fue desclasificado) y se enfrenta su peor rival: el ostracismo.

El ex número 8 del mundo tenía todo para poder triunfar en el mundo del tenis: un gran talento, edad y prensa. El “baby Federer” lo llamaron, debido a su parecido a la hora de jugar con el múltiple campeón suizo. Pero luego de terminar 11° en 2014, sólo la primera parte del mote le sobrevivió a Dimitrov: descenso estrepitoso hasta el 36° lugar del ranking y casi dos años sin títulos (el último, Queens 2014).

Consciente de su merma, el búlgaro buscó en el banquillo lo que no encontraba en las canchas: desde septiembre de 2015 Franco Davín es su entrenador reemplazando a Roger Rasheed, quien colaboró hasta mediados del año pasado. Sin embargo, poco ha mejorado desde entonces y lo que es peor, se agrava: Dimitrov acusa derrotas con jugadores como Rajeev Ram, Alex Zverev, Pablo Carreño-Busta y Diego Schwartzman, inferiores a él en los papeles.

Luego de la derrota en Madrid, Grigor habló de su actualidad: “Estoy en un punto mejor de lo que estaba antes, tengo un equipo fuerte a mi alrededor que me apoya y me ayuda, estamos trabajando para hacerlo bien, aunque todo tiene su tiempo”. Previamente, había descartado otro tipo de ayuda (“La psicología no es lo mío”), cambiar de raqueta (“Sería agravar el problema”) e incluso dejar el tenis (“me siento muy feliz de hacer lo que hago”).

Sin grandes puntos que defender en lo que resta del año (R32 en Wimbledon, R64 en US Open), a Dimitrov todavía le queda medio 2016 para enderezar un crucero que supo ser la envidia de todos. ¿Podrá?

Por Emma Rivero (@emmarivero)