Alexander Zverev, el nuevo rey de la capital española

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Alexander Zverev se ha convertido en un maestro del tiempo. Hablar de su futuro ya es cosa del pasado, porque ya es hora de enfocarse en el presente innegable que tiene en el circuito. El joven alemán terminó con una semana de ensueño, alzando su tercer título de Masters 1000, y esta vez sin ceder un solo set en el torneo, algo al alcance de figuras históricas sobre el polvo de ladrillo.

La figura de Dominic Thiem llegaba como la protagonista del torneo. El nombre del austriaco ya se ha afianzado como uno importante sobre la tierra batida, a pesar de no contar con una trayectoria tan extensa. Esta vez, el número siete del mundo estuvo lejos de mostrar su mejor versión, aquella que le alcanzó para eliminar al mejor arcillista de la historia en cuartos de final.

El alemán llevó a la eficacia como su mejor aliada en la final. Solamente dos quiebres le terminaron dando el triunfo; ambos adquiridos de manera tempranera en cada uno de los sets. Un mal inicio en cada parcial se tradujo en una derrota para Thiem, quien sigue sin probar las mieles del triunfo en un torneo de maestros.

En términos generales, el partido fue cerrado a pesar de su corta duración. A excepción de los primeros juegos de cada set, el sacador terminaba consiguiendo una ventaja considerable frente a su adversario. Zverev también se ayudó de unas aceleración y profundidad notables, que le sirvieron como herramienta para hacerle daño al austriaco. Cualquiera que se quedara corto en los intercambios, terminaba pagando el precio con un golpe ganador en contra.

Thiem intentó recuperar el quiebre durante todo el partido, pero el servicio de Alexander fue superior en todo momento. Siempre que el alemán se encontró en predicamentos, el saque salió a su auxilio. El austriaco se animaba con palabras en español pero ni así pudo evitar la victoria de su contrario.

Después de una hora y 18 minutos y un doble 6-4, Alexander Zverev terminó como el nuevo monarca de Madrid. Una tierra que estaba acostumbrada a ser dominada por el Big Four ahora se rindió ante los pies de un alemán que ya no amenaza con ser el próximo referente del tenis, sino que ya está cerca de lograrlo.