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Rafael Nadal se corona por tercera vez en Nueva York

El último Grand Slam de la temporada llegó a su fin. Uno de los majors más atípicos de los últimos años fue testigo de otra hazaña más de la carrera de Rafael Nadal. El español venció a Kevin Anderson de manera contundente por 6-3, 6-3 y 6-4 para alcanzar su título número 16 en esta categoría.

Foto: Getty Images

Una final inesperada en gran medida por uno de sus protagonistas. El sudafricano aparecía por primera vez en una final de Grand Slam, mientras que del otro lado de la red, 23 finales de esa índole caían sobre los hombros de un español. Nadal y Anderson estelarizaron un partido que estuvo cargado de un solo lado, pero que entregó dos corazones que buscaban un mismo sueño.

El nacido en Sudáfrica partió con la misión de mantenerse concentrado con el servicio si quería tener oportunidades en el partido. Por otro lado, Nadal ya había descifrado un gran saque y una derecha demoledora en su partido anterior ante Juan Martín Del Potro. El español tenía un plan claro y lo llevó a la perfección en todo momento.

Foto: Getty Images

El servicio de Anderson se mantuvo invicto hasta el séptimo juego. A Rafael le bastaron tres games con la devolución para quebrar el saque del sudafricano, quien al quedarse sin su mejor arma resultó inoperante. Nadal cambiaba los efectos de la pelota y las direcciones de sus tiros. Con un segundo break en el primer set, el español aseguró el primer parcial por 6-3.

Los destellos de Kevin Anderson aparecían de vez en cuando, pero terminaba sucumbiendo ante un Rafa que estaba en estado de gracia. El número uno del mundo defendía con ese estilo característico que lo dio a conocer al mundo del tenis, contragolpeaba y obligaba siempre a un tiro más. A pesar de ser superior, Nadal no se daba por vencido.

El segundo parcial continuó con la misma tónica. Rafa quebró en el sexto juego para tomar una ventaja que lucía más grande que en el primer parcial. El de Manacor también se mantuvo conectado con su servicio, y eso le permitió asegurar la segunda manga por otro 6-3. Rafael se colocó a un paso de la gloria.

Foto: Getty Images

Anderson se alentaba a sí mismo, intentando esquivar lo inevitable. Sin embargo, Nadal quebró al inicio del tercer set y terminó de marcar su sendero hacia el título. Rafa seguía sacando bien y Kevin continuaba aferrándose al partido; el sudafricano se negaba a facilitarle las cosas al español y continuaba manteniéndose a un solo juego de distancia.

El momento más complicado para Nadal llegó cuando servía para campeonato. Un deuce le abrió una ligera luz de esperanza a Kevin Anderson, misma que Rafael se encargó de apagar con otro saque implacable que le entregaba la oportunidad de cerrar el título. Otro gran servicio provocó una devolución forzada del número 32 del mundo; Rafa subió a la red y después de una volea se convirtió en campeón.

El premio a la humildad, a la entrega y al corazón se materializaron en un decimosexto título de Grand Slam para Nadal. A Rafael los elogios ya le quedan chicos. Su corazón es más grande que el Arthur Ashe, el lugar en el que hoy ha alargado su leyenda y donde ha vuelto a confirmar que nunca se le puede dar por terminado, que le encanta competir y que siempre pero siempre se levanta.

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