Federer reina por octava ocasión en la Catedral

La historia no se cansa de recibir a Roger Federer con los brazos abiertos. Una vez más, el suizo ha hecho historia para terminar de colocarse como el monarca absoluto de la hierba londinense.

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El ahora ocho veces campeón saltó a la Centre Court con Marin Cilic, quien experimentó por primera vez lo que es entrar a la Catedral del tenis con las manos vacías. El croata, un hombre que hizo los méritos suficientes para medirse al mejor de la historia en el mejor escenario posible, terminaría siendo un testigo más de otra hazaña de ‘Su Majestad‘.

El principio del partido auguraba una final sumamente competida y cerrada. Cilic inició sumamente concentrado e incomodaba a Roger, sin embargo, el ritmo no duraría por mucho, solamente cinco juegos. Cuando Marin sacó para tomar ventaja en el quinto juego, Federer quebró y adquirió una superioridad que resultó inalcanzable.

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Aquellos cinco juegos fue lo mejor que se vio del croata. Federer adquirió el primer set por 6-3 y arrancó el segundo parcial con un 3-0. Cilic terminó por colapsar ante un escenario impensado y una molestia en el pie izquierdo; las lágrimas del gigante, que lucía derrotado desde temprano, silenciaron la Centre Court ante un posible retiro.

Cilic secó sus lágrimas y se levantó para seguir peleando. Federer, ajeno a la situación, firme y serio como siempre, terminó por ser todavía más dominante en la segunda manga. El rápido 6-1 colocó a Roger a solo un paso de su Grand Slam número 19. El croata lucía perdido en un territorio en el que el suizo ya había andado en varias ocasiones.

Federer quebró en el séptimo juego del tercer set y continuó por un camino que ya conocía y que estaba definido desde hacía tiempo. En un abrir y cerrar de ojos, ‘Su Maestad‘ se encontró con la pelota en una mano, la raqueta en la otra y la oportunidad de servir para campeonato, algo que tampoco desconocía en lo absoluto.

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El ex número uno, ajeno a las sorpresas de esta edición, concluyó el torneo con otro sello personal: un ace. La ovación para el suizo apareció por octava vez en Centre Court. Los parciales finales de 6-3, 6-1 y 6-4 demostraron la superioridad de un hombre que no perdió un solo set durante todo el torneo. En una hora y 41 minutos, todo terminó por cobrar sentido.

Roger Federer campeón de Wimbledon. El trofeo nunca abrazó otras manos en más ocasiones de las que hizo con el ahora campeón. Por octava ocasión, el suizo se consumó como el dueño absoluto del césped londinense. Un hombre que dominó toda una década, que permitió que se le cuestionara únicamente para después renovarse por completo y aparecer de nueva cuenta para dominar. Con Federer, lo imposible se ha esfumado y lo impensado ya no existe.